Día 12: Herido

Ilustración

Cuando Jesús estuvo en esta tierra tuvo un encuentro con una mujer que había estado sangrando durante doce años. “Y una mujer que había tenido flujo de sangre por doce años, y había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado” (Marcos 5:25-26).
Esta pobre mujer estuvo enferma y sangrando durante muchos años. Trató de conseguir ayuda para su condición, gastando todo lo que tenía, todo en vano. Pero entonces oyó hablar de Jesús, y observa lo que ella hizo:
Marcos 5: 27-29 "Cuando oyó hablar de Jesús, se llegó a El por detrás entre la multitud y tocó su manto. Porque decía: Si tan sólo toco sus ropas, sanaré. Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción."
Esta mujer empleó la fe creyendo que Jesús era un gran Médico que podía curar sus heridas cuando ninguna persona de su pasado podía hacerlo. Extendió la mano y tocó el manto de Jesús, e inmediatamente fue curada; es decir, fue liberada de su sufrimiento.
Antes de que ella siguiera su camino, Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha curado. Ve en paz y sé libre de tu sufrimiento" (Marcos 5:34). Jesús sabía que él iba camino a la cruz, y tomaría la enfermedad de ella sobre sí mismo, junto con su pecado y sufrimiento. Al prever ese evento, fue como si dijera que el sangrado de ella se detendría porque el suyo comenzaría, y que ella quedaría completamente sana porque Él sería completamente quebrantado y derramado por ella.
Mirando a Jesús