Día 6: Culpa

Ilustración

En el Libro de Filemón leemos sobre un esclavo llamado Onésimo que robó dinero de su amo, Filemón, y luego huyó. Pero aparentemente, Onésimo se encontró con el Apóstol Pablo que era amigo de Filemón. Pablo compartió el mensaje de la muerte y resurrección de Jesús con Onésimo, y por gracia, Onésimo se convirtió en un creyente de Jesús. Pablo escribió una carta y envió a Onésimo de vuelta a su maestro, Filemón, con ella.
Onésimo era culpable bajo la ley. Onésimo tenía una deuda con Filemón. Con esto en mente, Pablo escribe a Filemón (el amo) sobre Onésimo (su antiguo esclavo):
Filemón 1:11-12, 18-19 (NVI) 11 En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. 12 Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón. 18 Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo, lo escribo de mi puño y letra: te lo pagaré; por no decirte que tú mismo me debes lo que eres.
¡El Apóstol Pablo estaba dispuesto a pagar la deuda de otro! ¡Para aliviar a Onésimo de su carga! ¿Qué clase de amor debió tener Pablo por Onésimo para tomar la carga de Onésimo y llevarla? ¿Asumir su deuda y pagarla? Un amor muy fuerte, de hecho Pablo lo llamó "mi propio corazón". Por la intercesión de Pablo y su voluntad de asumir la deuda, Onésimo volvió a casa de Filemón libre de todo cargo, como si nunca hubiera robado, y fue aceptado como si fuera el propio apóstol Pablo! Fue recibido como un hermano querido ahora, no como un simple esclavo.
¡Es la misma clase de amor que Jesús tiene por ti! Tú, como Onésimo, has hecho el mal, y te has hecho culpable ante un Dios santo. Tienes una gran deuda con Dios. Esta deuda sólo podía ser pagada con la muerte, porque "la paga del pecado es la muerte" (Romanos 6:23). Pero escucha estas palabras para ti hoy, las palabras que Jesús dice al Padre por ti:
La deuda que él/ella te debe a ti, y cualquier daño hecho, han sido cargados a mi cuenta. Yo, Jesús, estoy escribiendo esto con mi propia mano clavada, lo he pagado. Te envío a éste/ésta, quien es mi propio corazón, de vuelta a ti. Él/Ella no es culpable, y estoy agradecido de que Tú lo/la recibas como me recibirías a mí.
Jesucristo asumió tu culpa y pagó tu deuda de pecado. ¡Míralo morir allí en la cruz como un hombre culpable, y entiende que tu culpa fue eliminada, tu deuda pagada, y tu perdón comprado!
Mirando a Jesús