Día 11: Amargura

Introducción

“Mirad bien de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados;” Hebreos 12:15
Todos hemos probado las amargas aguas de la vida de alguna manera. Violaciones, injusticias, falsas acusaciones, abusos y un sinfín de otras ofensas nos hieren y producen dolor en nuestras vidas. Nadie escapa a la traición.
Algunos responden a las traiciones de la vida ocultando su dolor, fingiendo que son inmunes a él. Entierran su dolor en lo más profundo, sin darse cuenta de que eventualmente, saldrá de ellos de una manera amarga, destructiva y contaminante. Otros transmiten su traición; hablan de ello a cualquiera que les escuche. Estos corren un alto riesgo de amargura porque siempre están pensando y reviviendo su herida. Unos pocos responderán inmediatamente en la amargura buscando venganza, deseando infligir tanto dolor como han sentido en su ofensor, y más si es posible.
La amargura es lo que sucede cuando recordamos las ofensas contra nosotros pero olvidamos el evangelio que es para nosotros. Revivimos las heridas, nos detenemos en los eventos, repetimos las ofensas. Como creyentes en Jesús, Dios nos ha dado una forma de procesar nuestro dolor y nuestra ira sin pecar. Tenemos un hospital celestial al que podemos acudir, hacer frente a nuestro dolor y recibir curación. Este lugar es la cruz de Cristo.
Es cierto. El lugar de la última traición de Cristo es donde encontramos nuestra sanidad completa. Cuando experimentamos el dolor de la traición, podemos encontrar alivio a través de la cruz de Cristo. Miramos a Jesús y su cruz y vemos que Dios es un Dios de justicia. No ignora el pecado. Lo crucificó. Envió a Su Hijo a soportar la agonía de la aflicción, todo el peso de cada pecado y ofensa, para que no sólo fuéramos justificados ante él, sino también para que se nos asegurara la justicia para nosotros mismos. La muerte de Jesús no sólo paga por tus ofensas pecaminosas sino también por las ofensas de otros contra ti. Murió en la cruz y resucitó para traer sanidad, reconciliación y restauración a nuestras vidas.
Mirando a Jesús