Mientras los israelitas viajaban por el desierto en su camino a la Tierra Prometida, pasaron por muchos lugares estériles. En un momento de su viaje, después de tres días sin encontrar agua, llegaron a una zona con agua sólo para descubrir que el agua era amarga.“ Cuando llegaron a Mara no pudieron beber las aguas de Mara porque eran amargas” (Éxodo 15:23).
Para entonces, la gente estaba muy sedienta y angustiada, y cuando encontraron el agua amarga, reaccionaron mal. Se quejaron a Moisés, que entonces clamó al Señor por ayuda. Dios respondió con una solución inusual:
“Entonces él clamó al Señor, y el Señor le mostró un árbol; y él lo echó en las aguas, y las aguas se volvieron dulces" (Éxodo 15:25).
¿No es una solución única? Hervir y filtrar el agua suena más lógico que tirar un trozo de madera en ella, pero los caminos de Dios no son como los nuestros. Su peculiar solución fue intencional y para nuestro beneficio.
Cada historia de la Biblia, de alguna manera, apunta a la historia principal de la Biblia - que Jesús sufriría, moriría y resucitaría para salvar a su pueblo de sus pecados, y para transformarnos a su imagen. Nosotros, los humanos, estamos en una situación desesperada por nuestro pecado, pero Dios nos amaba, así que nos dio a Jesús que murió en la cruz, un trozo de madera, para salvarnos, rescatarnos, sanarnos y liberarnos, y en este caso, transformar nuestra amargura en dulzura.
Así como Dios vino en ayuda de los israelitas, transformando sus aguas amargas en dulces con un pedazo de madera, así Dios vino a nuestro rescate enviando a su amado Hijo a morir en un pedazo de madera. Pero a diferencia de los israelitas que experimentaron la transformación de las aguas amargas una sola vez a través de la madera, la cruz de Jesús sería el medio de transformación de la vida para la gente de cada tribu y nación eternamente. La cruz es la solución para la amargura de su vida.. "El mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por sus heridas fuisteis sanados " (1 Pedro 2:24).