Día 30: Enfrentando la muerte

Introducción

"Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, El igualmente participó también de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida." Hebreos 2:14-15
La muerte física es un ecualizador porque no respeta a las personas. La muerte no ve la edad, el género, la raza o la fe. No le importa el dinero o el estatus. Es simplemente parte del orden presente de las cosas. Vivimos hasta que morimos. Pero la certeza de la muerte no la convierte en una realidad bienvenida o deseable.
Todos los días alrededor del mundo luchamos por vivir. Algunos esfuerzos son pequeños: maniobramos con cuidado, tomamos precauciones, hacemos pruebas para estar seguros, advertimos del peligro, seguimos regímenes de ejercicio, consideramos nuestra dieta, etc. Algunos esfuerzos son extremos: amputaciones, transplantes, terapias experimentales y más. Y en general, nuestros esfuerzos para salvar vidas son apropiados. Dios nos ha dado el don de la vida; sería tonto tratarlo como algo trivial e intrascendente.
¿Pero qué hacemos cuando sentimos que la proximidad de la muerte aumenta en nuestras vidas? ¿Estamos sin recursos cuando los accidentes, las enfermedades y las calamidades nos golpean? Como aquellos que han sido elevados a una nueva vida en Cristo, ¿podemos enfrentar el final de nuestra vida o ver la vida de alguien que amamos disminuir con fe en lugar del miedo?
Oh, querido amigo, no podemos escapar de la tristeza de la pérdida, pero sí podemos enfrentar nuestra muerte o hacer luto por nuestros seres queridos con esperanza como aquellos que ya han muerto con Cristo y han resucitado a una nueva vida en Él (1 Tesalonicenses 4:14, Romanos 6:4-8).
Cuando la muerte deje de ser algo inevitable y se convierta en tu realidad, ¡tendrás un refugio seguro en tu Señor Jesucristo! El miedo y el dolor no pueden consumirte cuando estás lleno de Jesús, tu vida eterna. ¡En tu momento de necesidad, puedes mirar a Jesús y encontrar consuelo en Su amor del Calvario sabiendo que al final de esta vida no verás la muerte, sino a Cristo, que es tu vida (Juan 8:51)!
“Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, nuestra vida, sea manifestado, entonces vosotros también seréis manifestados con El en gloria.” Colosenses 3:1-4
Mirando a Jesús