Día 7: No Amado

Ilustración

En Génesis 2 y 3, leemos que Dios creó a Adán y a Eva para que disfrutaran de una relación amorosa con Él mismo y entre ellos. Pero cuando el pecado entró en el mundo, hubo un oscuro cambio.
Nota el comportamiento de Adán después de su pecado, Cuando el día comenzó a refrescar, oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los árboles, para que Dios no los viera. Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo: “ ¿Dónde estás?” El hombre contestó: “Escuché que andabas por el jardín, y tuve miedo porque estoy desnudo. Por eso me escondí." “ Y quién te ha dicho que estás desnudo?", preguntó Dios " ¿Acaso has comido del fruto del árbol que yo te prohibí comer?" Él respondió: “ La mujer que me diste por compañera me dio de ese fruto, y yo lo comí." (Génesis 3:8-12).
Antes del pecado, Adán y Eva se encontraron felizmente con Dios en una comunión amorosa, pero después del pecado, se escondieron de Dios por miedo y vergüenza. En lugar de apreciar a su ayuda idónea dada por Dios, el pecado motivó a Adán a distanciarse de Eva y echarle la culpa a ella. El pecado de Adán le afectó tanto que se opuso activamente a su esposa. Adán le dijo a Dios, "La mujer... me dio el fruto del árbol, y yo comí." Adán culpó a Eva por su propio fracaso. Adán no dijo, "mi esposa, mi amante esposa", sino más bien, "esta mujer". El pecado divide los corazones más unidos y arruina las uniones más benditas.
El pecado distorsionó y confundió a Adán. Antes del pecado, Adán creía que era amado y querido por Dios y por Eva, pero después de su encuentro con el pecado, Adán se sentía diferente. Ya no se sentía aceptable como era; pensaba que necesitaba hacer algo para "cubrirse". Se escondió de Dios y alejó a Eva. El amor fue desplazado por el miedo.
Amigo, el pecado también nos hace esto. Todos hemos pecado, y así, todos pasamos por momentos en los que nos sentimos no queridos, no deseados, inaceptables. Pero hay un remedio para nuestros corazones y mentes heridas, y es el mismo remedio que Dios presentó a Adán hace miles de años.
“Dios el Señor hizo ropa de pieles para el hombre y su mujer, y los vistió.” Génesis 3:21
Dios nunca dejó de amar o querer a Adán y Eva, pero su pecado era una barrera en sus relaciones. Adán y Eva no pudieron eliminar la barrera, así que Dios lo hizo. Dios hizo un sacrificio en nombre de Adán y Eva para que pudieran vestirse. La cobertura del sacrificio restauró su comunión con Dios y entre ellos. Restauró el amor en sus corazones y la unión entre ellos.
Ese primer sacrificio de Dios apuntaba al último sacrificio que Jesús haría en la cruz para demostrar su amor eterno por nosotros (1 Juan 4:10). ¡La cruz es donde vemos que somos amados plenamente y para siempre 1 Juan 4:16!
¡Amigo, eres amado! Debido a la muerte de Jesús en la cruz, si pones tu fe en Él, puedes decir, “Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema, o una novia adornada con sus joyas." (Isaías 61:10).
Mirando a Jesús