La paz os dejo, mi paz os doy. No la doy como la da el mundo. No dejéis que vuestros corazones se turben y no tengáis miedo. Juan 14:27
Tiroteos masivos, desastres naturales, disturbios políticos y la inestabilidad del mercado financiero dominan las noticias de hoy. Abundan los pastores que han caído y los falsos maestros. Nuestra vida diaria también está frecuentemente llena de traumas, dificultades inesperadas o intrusiones no deseadas. Todo esto puede, a veces, causar que nuestros corazones se tambaleen y nos perturbe el miedo, la preocupación y la ansiedad. ¿Qué debemos hacer cuando nuestros corazones están en crisis?
Colosenses 3:15 nos guía, "Y la paz de Cristo gobierne en vuestros corazones, a la cual fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos".
Amigo, en tu mundo de problemas, Jesús te invita hoy a buscar en Él la paz. Y esto no es una temporal o una mera pretensión de paz como la que ofrece el mundo, Jesús da una paz de corazón, tranquilizante, más allá de la comprensión, un tipo de paz que es efectiva para hoy y para siempre.
Mira a Jesús y recuerda que una vez estuviste alejado de Dios, muerto en tus pecados, viviendo en la oscuridad y la rebelión, pero en amor, Cristo murió por ti. A través de la obra terminada de Jesús en la cruz, Él te trajo la paz (Romanos 5:1-8). En la cruz Él compró tu paz.
Debido a que Jesús abrió un camino nuevo y vivo a través de su muerte (Hebreos 10:20), puedes disfrutar de una relación íntima y eterna con Dios (Santiago 4:8) y, debido a que Jesús ha derribado el muro de la hostilidad, puedes tener, en la medida de lo posible, relaciones pacíficas con los demás (Romanos 12:18, Efesios 2:14).
Como hijo de Dios, cuando sientes confusión en tu interior, tienes un lugar seguro para correr donde puedes depositar todas tus preocupaciones (1 Pedro 5:7). Puedes mirar a Jesús en la cruz y experimentar el amor que echa fuera todo el miedo y la paz que pasa por todo el entendimiento hoy en día porque tu vida eterna está segura en Cristo (1 Juan 4:18, Filipenses 4:7). Puedes vivir por fe porque tienes esperanza en Jesús y en su muerte y resurrección (Hebreos 6:19, 2 Corintios 5:7). Debido a que has sido salvado para siempre, puedes vivir confiado en que hoy Dios te guardará a través de las tormentas de la vida (Salmo 27:5, Lucas 8:23).