Lección 16 - El Espíritu de Dios y Nuestra Carne No Redimida

Pregunta 5

Amigo(a), al arrepentirnos de llevar un estilo de vida gratificando nuestra carne (Romanos 8:5-11) podemos experimentar este precioso trabajo del Espíritu. Él nos saca de esa vida pecaminosa y nos lleva a tanta intimidad con el Padre que Le podemos llamar con un nombre muy íntimo.
Jesús abrió el camino hacia el Padre para que podamos escucharle decir palabras de amor, ánimo y aceptación hacia nosotros; y Su Espíritu en nosotros clama en una alegre respuesta: “¡Papi!”. Lo que Dios Padre dijo a Jesús, lo escuchamos decir a nosotros los que estamos en Cristo: “¡Este es mi hijo (o hija) a quien amo, con él (o ella) estoy muy complacido!”.
Sí, de acuerdo a Romanos 7, el creyente tiene una verdadera lucha con su carne, pero el Espíritu de Dios nos libera. Cuando andamos en el Espíritu y nos mantenemos paso a paso con Él al alejarnos de la auto-gratificación, disfrutamos de Su ministración a nuestros corazones.
Lo que hemos visto hoy es el trabajo del Hijo: “Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús” (Romanos 8:1), y el trabajo del Espíritu: “me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:2). Estos dos versos van siempre de la mano cuando creemos en Cristo y confiamos en Él.

Pregunta 5. Por favor considera tu vida por solo un momento: ¿Están la Palabra de Dios y Su Espíritu haciendo cambios en ti? Por favor comparte.

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