Lección 25 - Batallando Contra la Carne – Superando la Amargura
Preguntas 3 y 4
La impureza sexual de cualquier clase trae amargura. La raíz de amargura nos agarra, causa toda clase de problemas en nuestras vidas, y contamina a todos los que nos rodean. Amargados, nos volvemos de mal carácter, a la defensiva y acusadores. Culpamos a los demás, nos volvemos quisquillosos y demandamos que los demás se comporten a la altura cuando nosotros no lo hacemos.
Lo peor, es que la amargura nos mantiene esclavizados a la impureza. Nos enredamos en el círculo vicioso de gratificar nuestra carne, vivir en culpa y vergüenza, experimentar rabia y frustración, lo cual se vuelve amargura; luego volvemos a la impureza en un intento fallido por encontrar alivio.
Pero hay una salida a todo esto, una salida de este carrusel viciosos, ¡una forma de ser completamente libre de todo esto!
Para saber de qué se trata esta salida, fijémonos en el Antiguo Testamento y veamos cómo Dios erradicó un problema amargo que los israelitas encararon cuando viajaban por el desierto, en su camino a la Tierra Prometida.
Éxodo 15:22-25 (NTV) Entonces Moisés guió al pueblo de Israel lejos del Mar Rojo, y se internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días sin encontrar agua. (23) Cuando llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa “amarga”). (24) Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. “¿qué vamos a beber?”, reclamaron. (25) Así que Moisés clamó al Señor por ayuda, y Él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el agua se volvió potable.
Pregunta 3. ¿Por qué la gente no podía beber el agua?