En 2 Crónicas 20:13-17, vemos que Dios de hecho les dio este plan de batalla muy específico y claro:
2 Crónicas 20:15-17 RVC Y dijo: « ¡Escúchenme ustedes, habitantes de Judá y Jerusalén! ¡Y escúchame tú, rey Josafat! El Señor les dice: “No tengan miedo ni se amedrenten al ver esta gran multitud, porque esta batalla no la libran ustedes, sino Dios. (16) Mañana, cuando ellos suban por la cuesta de Sis, ustedes caerán sobre ellos. Los encontrarán junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. (17) En este caso, ustedes no tienen por qué pelear. Simplemente quédense quietos, y contemplen cómo el Señor los va a salvar. Judá y Jerusalén, no tengan miedo ni se desanimen. ¡Salgan mañana y atáquenlos, que el Señor estará con ustedes!”»
Interesante plan de batalla, ¿sí o no? Quédate quieto y observa al Señor pelear por ti.
En los siguientes versículos, vemos que Josafat pone a que los cantantes lideren el ejército a la batalla.
Y aquí va el resultado final:
2 Crónicas 20:22 (RVC) Cuando los cantos de alabanza comenzaron a escucharse, el Señor puso contra los amonitas y moabitas, y contra los del monte de Seir, las emboscadas que ellos mismos habían tendido contra Judá, y acabaron matándose los unos a los otros.
Escucha esto: “Cuando los cantos de alabanza comenzaron a escucharse, el Señor puso las emboscadas…” Los israelitas sabían que Dios había prometido la victoria, les había dado instrucciones específicas, y así ellos cantaron y alabaron en su camino a la batalla, ¡como si la victoria ya hubiera sido alcanzada! Y mientras cantaban y alababan, Dios puso a los enemigos de Israel a matarse entre ellos mismos. Ellos ganaron la batalla porque consultaron al Señor, siguieron Su plan, y le alabaron.
Las soluciones de Dios no son las del hombre. Dios nos dice que nos quedemos quietos y miremos a la cruz. Allí vemos a un hombre muriendo en una cruz como un criminal, sufriendo en lugar de pecadores, ganando la batalla contra Satanás y comprando vida eterna para todos los que creen. Él aún usa el poder de este mensaje, el poder de la cruz para destruir fortalezas enemigas y liberar a los esclavos. Es nuestro papel adoptar esta solución y alabarle por la cruz, ¡creyendo que la batalla ya ha sido ganada! ¡Sí, la cruz es nuestra victoria!
Si esto es verdad, entonces Dios te está llamando a que reconozcas tu debilidad frente a este ejército, y a que lo busques a Él para que te dé fortaleza, sabiduría para pelear, y que te proporcione planes específicos para batallar contra tu propia carne y derrotar al enemigo. Y más específicamente, te llama a que mires a la cruz ahora mismo, ¡y veas que la aparente derrota de Jesús es realmente tu victoria!
La primera verdad de importancia cuando peleas como un soldado en el ejército del Señor, es mirar a tu Comandante. Cuéntale tus problemas y pídele una solución.
Durante el resto de este curso estaremos viendo cómo lavarnos en la cruz, cómo andar en el Espíritu y cómo batallar contra nuestra carne. Pero por ahora, si Dios te está llamando a volverte a Él cuando libras esta batalla, y te pide que lo busques únicamente a Él si quieres la victoria, ¿entonces por qué no lo haces y se lo suplicas en este instante? No hay vergüenza en reconocer la fortaleza de tu enemigo y el poder que tiene sobre ti, en tanto que estés pidiéndole al Señor que te dé la victoria.
1 Corintios 15:57 (RVC) ¡Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
En la siguiente lección, te estaré invitando a una sesión de estrategia. Vamos a sentarnos juntos y haremos planes serios contra el maligno, contra nuestra propia carne, y contra este mundo. Juntos vamos a desarrollar una estrategia, te daré un plan de batalla que hice y luego te pediré que hagas uno tú mismo.