Lección 9 - Batallar a la Sombra de la Cruz
Pregunta 2
Mientras tanto, ¡debes aprender cómo batallar! De hecho, ¿sabías que la razón por la que eres tentado(a) por la impureza y la razón por la que tienes enemigos más fuertes que tú, es para que puedas aprender finalmente a batallar como un soldado en el ejército de Dios? Escucha esto: “Éstos son los pueblos que el Señor dejó para poner a prueba a todos los israelitas que no habían sabido nada de las guerras de Canaán (2) El Señor los dejó sólo para que los descendientes de los israelitas aprendieran a pelear y enseñaran a quienes no habían combatido” (Jueces 3:1-2).
¿Puedes ver eso? El Señor pudiera haber removido cada nación en la tierra prometida para que los israelitas pudieran saltar, establecerse y enriquecerse de la tierra. Pero no. Él dejó naciones fuertes en la tierra prometida “para enseñar a hacer guerra” a aquellos que “no habían combatido”.
El Señor pudiera remover toda oportunidad que se te presente de ser impuro(a), hacer que no tuvieras que mirar esa basura brillante o no ser tentado por ella nunca más, pero en vez de eso, ¡Él quiere enseñarte a guerrear, soldado! Él quiere enseñarte cómo batallar contra tu propia carne, contra el mundo y en contra del diablo.
¡Entonces pelearemos! Y si vamos a aprender cómo batallar entonces es mejor que aprendamos a batallar a la manera de Dios y no a la manera del mundo, para así encontrar victoria a través del poder de Dios y no a través del nuestro. “Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25).
Entonces, ¿cómo te va con tu plan de batalla que desarrollaste el otro día? ¿Necesita ajustes o algunas mejoras?
Pregunta 2. ¿Cómo es la implementación de tu plan de batalla? ¿Hay algo que necesita ser cambiado? Por favor comparte:
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¿Te fijaste en que de acuerdo a 1 Corintios 1:25 lo insensato de Dios es más sabio que la sabiduría humana? Lo “insensato” de Dios fue colgar a Su hijo de un madero para remover nuestro pecado. La sabiduría humana nos pone a trabajar en guardar leyes, hacer pasos y trabajar en programas que intentan cumplir lo que ya ha sido hecho por Jesús.
¿Te das cuenta de que la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana? Mira a Jesús colgando de una cruz y allí verás la debilidad en exhibición. Sin embargo, aun en ese acto, Jesús nos rescató de la oscuridad, nos redimió de la esclavitud, y nos reconcilió con el Padre. Todas estas son cosas que la fuerza del hombre no puede hacer.