Amigo(a), si miras a la cruz sinceramente, te va a romper el corazón. Te va a cortar profundamente (Hechos 5:33) y te hará llorar por tu pecado (Lucas 22:62). ¡Te va a llevar de rodillas y a reaccionar, y va a doler! ¡Pero va a sanar! ¡Prepárate, soldado, porque la cruz es más poderosa que cualquier programa, más intensa que un campo de entrenamiento, y es libertadora! “Así que, si el Hijo los liberta, serán verdaderamente libres” (John 8:36).
Hoy, solo quiero mostrarte la necesidad de pelear bajo la sombra de la cruz. ¿Qué quiero decir con eso? Es decir, pelear sabiendo que tu victoria ya ha sido alcanzada. Pelear sabiendo que eres perdonado y aceptado por Dios gracias a la cruz. ¡Pelear sabiendo que tu General es un Rey conquistador que ha peleado la muerte por ti y ganó!
Sí, aún te toca desarrollar tus planes de batalla, y debido a que estás aprendiendo a guerrear, ¡todavía tienes que batallar, y duro! Pero tienes que pelear bajo la sombra de la cruz, siempre recordando el precio pagado por ti, la sangre derramada por ti, el amor derramado por ti.
Batallar bajo la sombra de la cruz significa recibir gracia por los pecados que has cometido, aceptar el amor de Dios por ti, y regocijarte en el perdón y la reconciliación. Significa recordar en todo momento que Dios nos da la victoria “por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 15:57), lo que quiere decir que nuestra victoria es un regalo comprado por la muerte y la resurrección de Jesús. Nuestra victoria es por medio de Cristo, no por nosotros mismos. Como dijo Martín Lutero: “sin el hombre correcto de nuestro lado, nuestro esfuerzo estaría perdido”.
¡También significa tomar el pecado tan seriamente como Dios hizo cuando Él lo golpeó y lo crucificó en un madero! Aprendemos a qué pensar acerca del pecado y a cómo pelearlo propiamente al mirar a la cruz.
Pregunta 3. ¿Qué diferencias ves entre batallar a la sombra de la cruz y pelear en tus propias fuerzas?
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Por favor miremos juntos una batalla bíblica y veamos cómo es pelear a la sombra de la cruz:
Éxodo 17:8-13 (LBLA) Entonces vino y peleó contra Israel en Refidim. (9) Y Moisés dijo a Josué: Escógenos hombres, y sal a pelear contra Amalec. Mañana yo estaré sobre la cumbre del collado con la vara de Dios en mi mano. (10) Y Josué hizo como Moisés le dijo, y peleó contra Amalec; y Moisés, Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. (11) Y sucedió que mientras Moisés tenía en alto su mano, Israel prevalecía; y cuando dejaba caer la mano, prevalecía Amalec. (12) Pero las manos de Moisés se le cansaban. Entonces tomaron una piedra y la pusieron debajo de él, y se sentó en ella; y Aarón y Hur le sostenían las manos, uno de un lado y otro del otro. Así estuvieron sus manos firmes hasta que se puso el sol. (13) Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
Pregunta 4. Cuando Amalec atacó Israel, ¿qué hizo Moisés para garantizar la victoria para los israelitas?