Para cerrar, quiero que veamos una importante conexión. Jesús conectó el lavamiento de los pies con lo que Él hizo en la cruz.
Fíjate en el verso 7: Respondió Jesús y le dijo: “Lo que yo hago, no lo entiendes ahora; pero lo entenderás después”.
¿Qué pasaría después? ¿Qué habría de pasar que abrirían sus ojos, dándoles entendimiento, y dejando en claro el mensaje que Jesús estaba implicando con el lavamiento de sus pies?
¿Recuerdas las cuatro etapas en la escena del lavamiento?
1. Jesús estaba compartiendo en la mesa con Sus discípulos.
2. Jesús se quitó Su manto y Se puso una tolla en Su cintura.
3. Jesús lavó los pies de Sus discípulos.
4. Jesús volvió a donde estaba.
Ahora pon estas etapas juntamente con la declaración de Jesús acerca de hacer algo “después”, que abriría el entendimiento de Sus discípulos con relación a lo que simbolizaba el lavamiento de los pies.
¿Lo ves? El lavamiento de los pies fue un preámbulo, una imagen del lavamiento mayor que estaba por venir, ¡una muestra de la cruz! Mira a los cuatro puntos de nuevo, pero desde esta perspectiva:
1. Jesús estaba compartiendo con Dios Padre en el cielo.
2. Jesucristo se levantó de la comunión con Su Padre, se despojó de toda Su gloria y se vistió a Sí mismo con un cuerpo humano.
3. Jesucristo fue a la cruz, para derramar Su sangre y morir por la humanidad. Él nos lavó de nuestros pecados (Apocalipsis 1:5), nos limpió de toda impureza y nos hizo blancos como la nieve. Él no simplemente lavó nuestros pies, ¡Él lavó toda nuestra cabeza y manos, nuestros corazones y mentes, nuestras conciencias y todos nuestros cuerpos y almas! “Él nos salvó por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo” (Tito 3:5).
4. Jesucristo se levantó de entre los muertos en el tercer día y volvió al lugar en el cielo donde Él estaba.
Podemos ver esta misma hermosa progresión de Cristo en Filipenses 2:5-11.
Te estuve diciendo que durante mis años en pecado y rebelión tenía un sentido agudo de impureza, de estar contaminado en mi corazón y en mi mente, en mi conciencia ¡y en mi vida entera!
Intenté yendo a grupos de consejería y de apoyo, a grupos de rehabilitación y de rendición de cuentas. Sin embargo, aun así, la experiencia de culpa y vergüenza, el manto de condenación y esclavitud al pecado era demasiado poderoso en mí.
Pero, amigo(a), ¡ahora mismo estoy tan feliz que puedo saltar de alegría! ¿Sabes por qué? ¡Porque Jesús me lavó! Él me limpió por dentro cuando me enseñó a ser Lavado en la cruz.
Yo quiero lo mismo para ti. Si estás experimentando la culpa y la condenación, o la contaminación de la impureza, por favor entiende que todo puede ser lavado. Y cuando la culpa y la contaminación del pecado son lavados, el poder del pecado es roto.
Ven a la cruz, ¡mira lo que Cristo ha hecho y créelo! Deja que perfore tu corazón hasta lo más profundo y te humille, deja que te limpie desde adentro, que es lo que sucede cuando aceptas el perdón comprado por ti por la sangre de Jesús, y déjalo que te aparte completamente de la impureza.
Pregunta 7. Por favor comparte cómo esta historia en Juan 13 revela la cruz de Jesucristo para ti:
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