Hoy continuaremos mirando a la cruz de Jesús, fijando nuestros ojos en Él, viéndole para que podamos ser lavados y empoderados por el Espíritu de Dios y así huir de todas las formas de impureza sexual.
En la lección previa, mientras mirábamos a la cruz, vimos que la ira de Dios fue descargada allí, que no hay una gota de esa ira para ti si eres un verdadero creyente en Jesús. Esta verdad nos libera. Si vivimos con un miedo de esclavo a Dios, como Adán en el huerto después de haber pecado, nos esconderemos del Señor y no caminaremos con Él. Pero ahora, sabemos que la ira de Dios fue descargada en Cristo Jesús; Su ira completamente depositada en la cruz, y así, venimos libremente a Él y Él nos recibe con los brazos abiertos.
También vimos que nuestro pecado fue removido de nosotros en la cruz. Esta verdad nos libera al mostrarnos que ya no tenemos una carga de culpa qué llevar a cuestas. Cuando Jesús llevó nuestros pecados, Él se llevó también la culpa. Esos que son libres del peso de la culpa también son libres del poder del pecado.
En esta lección, continuaremos mirando a la cruz y meditando en ella para ver la demostración del amor y el poder de Dios que pueden transformar nuestros corazones y nuestras mentes.
Cuando miramos a la cruz, vemos que somos:
1. Rescatados del pecado y de la muerte
2. Rescatados del poder de las tinieblas
3. Redimidos de la maldición de la Ley
4. Redimidos de una forma de vivir vacía
5. Reconciliados con Dios Padre
Pensemos en cada uno de los puntos anteriores y veamos cómo son diseñados para abrir las puertas de nuestra prisión y hacernos libres.
En la cruz, Jesús pagó por nuestro rescate de las garras del pecado y la muerte.
Este pago es el precio por la redención o puesta en libertad de alguien en cautiverio.
Todos fuimos nacidos en pecado y en cautiverio a él, lo que conlleva a la muerte. Pero fue profetizado en el Antiguo Testamento que Dios pagaría el rescate por Su gente, lo que llevaría a su libertad y alegría:
Isaías 35:10 (JBS) Y los rescatados del Señor volverán, y vendrán a Sion con cánticos; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y retendrán el gozo, y la alegría, y huirán la tristeza y el gemido.
Cuando miras a la cruz lo que ves es a Jesús pagando el precio de tu rescate con Su propia sangre (1 Pedro 1:19). Él hizo esto para liberarte de tu esclavitud al pecado y a la muerte. La tumba vacía de Jesús es prueba de que ese pago de rescate fue aceptado por Dios.
El rescate es una expresión del proceso de pagar la penalidad debida por nuestro pecado. Es llamado redención o salvación. Lo que nosotros no podemos pagar o hacer, Jesús lo pagó e hizo por nosotros. Ahora, ¡deja que la alegría eterna esté en tu cabeza, y deja que la pena y el desánimo huyan!
Mateo 20:28 (JBS) como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
1 Timoteo 2:5-6 (JBS) Porque hay un solo Dios, asimismo un solo Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, (6) el cual se dio a Sí mismo en redención por todos: el testimonio del cual fue confirmado en Su tiempo.