Día 3: Renovación
Ilustración
En Éxodo 14, leemos cómo Dios rescató a los israelitas de la esclavitud en Egipto, y cómo ahora estaban frente al Mar Rojo delante de ellos y el ejército perseguidor del Faraón detrás. Los israelitas estaban aterrados y temblaban; murmuraban en contra de Dios y se quejaban a Moisés. Decían, "¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?" (Éxodo 14:11).
Pero en el siguiente capítulo, Éxodo 15, vemos que los israelitas habían pasado de temblar a adorar, de quejarse a alabar.
Éxodo 15:2 (NVI) El Señor es mi fuerza y mi cántico; él es mi salvación. Él es mi Dios, y lo alabaré; es el Dios de mi padre, y lo enalteceré.
¿Qué provocó esta renovación de sus mentes, esta gran transformación en ellos, hasta el punto de que pasaron de refunfuñar a alabar?
Dios los había rescatado y salvado de la destrucción a manos del ejército del Faraón y de ahogarse en el Mar Rojo.
Éxodo 14:24-25 (NVI) "Cuando ya estaba por amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y sembró la confusión entre ellos: 25 hizo que las ruedas de sus carros se atascaran, de modo que se les hacía muy difícil avanzar. Entonces exclamaron los egipcios: «¡Alejémonos de los israelitas, pues el Señor está peleando por ellos y contra nosotros!”
En Éxodo 15, los israelitas se deleitaban en lo que Dios había hecho por ellos, cómo peleó por ellos, cómo sobrenaturalmente los liberó. El contemplar Su obra por ellos los renovó y los transformó. Pasaron del terror de sentirse atrapados al fervor en la adoración, del temblor a la alabanza.
Contemplar cómo Jesús luchó por ti en la cruz y aseguró tu victoria a través del poder de la resurrección te traerá la renovación también.