Hay algunas personas a las que Dios les ha dado el regalo de la soltería (1 Corintios 7:6-7). Estos individuos están contentos unidos al Señor Jesucristo y en servicio al cuerpo de Cristo. Ellos no están “ardiendo”, o sea, ellos no experimentan fuertes deseos por intimidad sexual. Pero estas personas son muy pocas.
La mayoría de la gente desea intimidad sexual, y muchos de nosotros hemos recurrido pecaminosamente a la inmoralidad sexual para apagar nuestros deseos sexuales. Pero Dios lo ha dejado en claro con Adán y Eva, Cristo y Su esposa, y estas claras instrucciones en 1 Corintios 7:1-9, de que Su solución para los fuertes deseos es el matrimonio entre un hombre y una mujer.
Por muchos años yo fui uno de los que pervirtió el diseño de Dios. Yo me volví a la inmoralidad sexual (auto-gratificación, adulterio) en vez de volverme a la esposa que Dios dio. Aprendí a las malas, que cuando no nos volvemos hacia la solución dada por Dios (sexo dentro del matrimonio), sino a la inmoralidad sexual, no solamente invitamos a que nuestro Padre nos discipline, pero también experimentamos una creciente insatisfacción con el pecado al que nos hemos entregado. El pecado siempre da fruto a más pecado y esto lleva a la muerte (Santiago 1:15). “Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes” (Efesios 4:19 NVI).
1 Corintios 7:3-4 (NVI) El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. (4) La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa.
Aquí vemos que los esposos y esposas tienen que rendir sus cuerpos el uno para el otro, compartiendo intimidad juntos, y esto es para prevenir y proteger contra la inmoralidad sexual (1 Corintios 7:2). No es que nuestras esposas sean nuestras salvadoras, pero ellas son el vehículo de la gracia de Dios en nuestras vidas.
1 Corintios 7:5 (NVI) No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.
Pregunta 3. De acuerdo a 1 Corintios 7:5 NVI, ¿por qué los esposos no debemos privarnos sexualmente el uno al otro?
La intimidad sexual entre un hombre y su esposa está diseñada como medida preventiva a las tentaciones de Satanás. El matrimonio es la provisión de Dios para el fuerte deseo sexual.
1 Corintios 7:8-9 (RVC) A los solteros y a las viudas les digo que sería bueno que se quedaran como yo; (9) pero si no pueden dominarse, que se casen; pues es mejor casarse que arder de pasión.
Pregunta 4. De acuerdo a 1 Corintios 7:8-9, ¿qué deben hacer los que no estén casados si tienen un fuerte deseo sexual y no se pueden controlar a sí mismos?