Lección 7 - La Cruz Nos Limpia

Preguntas 2 y 3

Espero y oro para que Dios cambie tu corazón a medida que le buscas.
Entonces, ¿cómo pasamos de ser atraídos por Satanás con el brillo de la pornografía y la adrenalina del sexo ilícito, a odiar el pecado sexual de tal manera que queremos ponerlo a morir?
Tenemos que buscar al Señor si queremos ese cambio. Podemos ver esto en la vida del Rey David, aquel que sus pecados de inmoralidad fueron mencionados en las primeras lecciones. Fíjate en las diferentes maneras en las que David rogó y suplicó ser limpiado:
“Lávame más y más de mi maldad; ¡límpiame de mi pecado!” (Salmos 51:2).
“¡Purifícame con hisopo, y estaré limpio! ¡Lávame, y estaré más blanco que la nieve!" (Salmos 51:7).
“Dios mío, ¡crea en mí un corazón limpio! ¡Renueva en mí un espíritu de rectitud!” (Salmos 51:10).
David sabía que su corazón estaba sucio cuando cayó en impureza con la esposa de otro hombre, y él necesitaba ser limpiado.
Así como podemos lavar nuestras ropas después de ensuciarlas, así mismo nuestros corazones y mentes deben ser lavados de las manchas del pecado sexual. Posiblemente quiera que pase ahora mismo, ser lavado de esta manera, limpiado de adentro hacia afuera y de la cabeza a los pies. Pues bien, ¡hay una manera! Y cuando esto pasa, ¡el mundo entero cambia para nosotros!
¡Buenas noticias! ¡Esto es precisamente lo que la cruz de Jesucristo es! Es una máquina lavadora del alma, jabón para lavarnos el corazón y hacernos limpios. Es lo que se necesita para remover la culpa, para limpiar nuestra conciencia contaminada, para remover todas las manchas que el pecado deja en nuestra alma.
Echémosle un vistazo al siguiente pasaje, donde encontramos esta verdad:
Efesios 5:25-27 (RVC) Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla. Él la purificó en el lavamiento del agua por la Palabra, a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante.

Pregunta 2. De acuerdo a Efesios 5:25-27, ¿cuál es la evidencia del amor de Cristo por ti?

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Este pasaje de las Escrituras nos dice que Jesucristo amó a la iglesia (y cada miembro individual de ella), siendo la evidencia que Él se entregó a Sí mismo por ella.
Si ahora mismo ves a Jesús colgando en la cruz, lo que ves es amor sin egoísmo, siendo derramado a personas que no lo merecen, un amor que te ha perseguido a ti y a mí, enemigos de Dios, amor que fue a la muerte y de vuelta, un amor que prefirió colgarse de un madero a vivir en el cielo sin ti. ¡Sólo piensa en eso! Jesús a propósito escogió sufrir y morir como la expresión de Su amor por ti. ¡Eso es amor! “En esto hemos conocido el amor: en que Él dio Su vida por nosotros” (1 Juan 3:16).

Pregunta 3. De acuerdo con Efesios 5:26, ¿cuál es el propósito declarado cuando Jesús se entregó por nosotros? Por favor rellena los espacios:“Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola en el del agua por la Palabra”.

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