¿Te das cuenta? ¡La muerte de Jesús es una fuente de lavamiento! Él murió para limpiarnos y lavarnos de la suciedad y la contaminación del pecado. Murió para lavar toda maldad que hemos cometido, y al hacer eso, nos santifica.
Vuelve otra vez a la cruz y veámosla juntos. Cuando ves a Jesús colgado allí, Él está cubierto de sangre, pero esta es sangre de expiación, sangre que paga por nuestra maldad. Los años en pornografía, la contaminación del adulterio, toda la impureza sexual es expiada y lavada en la fuente de la sangre de Jesús.
Y cuando Él muere, un soldado romano perfora Su costado con una lanza, y de allí fluyen sangre y agua. Sangre que te perdona cada pecado y agua que los lava, haciéndote limpio y blanco como la nieve. ¿Puedes verlo?
Efesios 5:27 (RVC) a fin de presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante.
Pregunta 4. De acuerdo a Efesios 5:27, ¿qué hizo de ti la cruz de Jesucristo (como creyente en Jesús)?
¿Crees esto en este instante? La Biblia te acaba de decir algo acerca de la cruz y acerca de sus efectos en ti. ¿Lo crees? Esto es lo que te ha dicho:
• La sangre de Jesús es un removedor de manchas. Mi querido(a) hermano(a), Erick Hurt lo dice así: “a diferencia de los detergentes convencionales, la sangre de Jesús remueve el 100% de todas las manchas”.
• La cruz es una máquina de lavado. Jesús ha tomado toda tu contaminación sobre Sí mismo, toda tu impureza, y Él ha muerto para removerla; por ende, haciéndote limpio y “blanco como la nieve”.
• La cruz es una tabla de planchar. Toma nuestras vidas que estaban desorganizadas y arrugadas con el pecado y las plancha, enderezándonos y dejándonos libres de arrugas.
• La cruz es un gran intercambio. En la cruz, Jesús se llevó todo tu pecado y allí Jesús te dio toda Su justicia. El removió las manchas oscuras y te hizo puro, santo y limpio. ¡Te dejó radiante!