Lección 20 - Batallando Contra Nuestra Carne - ¡Ora!

Preguntas 1 y 2

Cuando empecé la consejería con mi pastor, recuerdo haberle preguntado: “¿Cómo dejo de ver porno en mis escalas?” ¿Sabes lo que él dijo? Él dijo: “Pregúntale a Dios”. En ese momento, yo pensé: “¿Cómo? Estoy hablando en serio, ¿cómo dejo de hacer eso?”
Mas ahora me doy cuenta que su respuesta contenía la semilla de verdadera libertad. Toda la liberación del pecado habitual en mi vida ha venido como respuesta directa a mis constantes oraciones. Si oraba, Dios proveía una solución para mí, que, al implementarla, me soltaba de la prisión y me liberaba.
Te podría ofrecer una lista de cosas que he hecho para ser libre (como lo hice al inicio del curso), y te ofrecerá algo de ayuda, pero Dios pueda que te llame a hacer algo diferente. Nosotros necesitamos de la “sabiduría de lo alto” (no la del mundo), la cual es “primeramente pura…” (Santiago 3:17), y sólo la obtenemos al ir hacia Dios y buscarla en Su Palabra.
Si solamente ponemos filtros o aumentamos nuestra rendición de cuentas (ambas cosas son buenas), podríamos dejar una abertura pequeña en algún otro lado, y esa pequeña abertura será explotada por el enemigo una y otra vez hasta que aprendamos, como el Rey Josafat que estudiamos en la lección 5, a ir a Dios y obtener un plan para la victoria que venga de Él.

Pregunta 1. ¿Cómo te va con tu plan de batalla? ¿Necesita ser revisado o está produciendo el fruto de libertad en tu vida?

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Si has desarrollado tu plan de batalla de la mano de Dios y lo has implementado, entonces, en estos momentos, deberías estar experimentando la victoria sobre la impureza. Si aún estas tropezando y cayendo a menudo, entonces ese plan tiene que ser revisado. ¡Cámbialo, repara las grietas, cierra la puerta! Piensa de qué forma puedes cerrar cualquier acceso que le has dado al maligno; porque de esto estamos seguros: si le damos al diablo un sólo centímetro, él agarrará un kilómetro. Si dejamos una puerta abierta, aunque sea un poco, él meterá un camión gigante de carga por en medio. Pero nosotros no ignoramos sus artimañas, entonces debemos prevenir sus ataques buscando al Señor y siguiendo Su plan de libertad.
Por favor recuerda que los caminos del Señor no son nuestros caminos (Isaías 55:8-9). Quizás Él nos pida que hagamos cosas que suenan imprácticas, ilógicas o sin sentido. Nuestra inclinación natural será rechazar la dirección del Espíritu Santo.
Debido a esta tendencia, siempre tratamos de confiar en nuestro propio entendimiento (Proverbios 3:5) en lugar de someternos a la Palabra de Dios. Me tomaré las próximas lecciones para compartir contigo cómo aprendí a orar por mi libertad.
De frente te lo digo, si tú no buscas sinceramente al Señor y le pides liberación del pecado sexual, no la vas a recibir. No puedes trabajar tu camino hacia la libertad por medio de auto esfuerzo o lógica. La libertad viene por medio de seguir al Señor porque Él es quien nos da el plan para ganar. Y nosotros de la única manera que recibimos ese plan es cuando buscamos a Dios de todo corazón y en oración.

Pregunta 2. ¿Has estado orando constantemente para que Jesús te libere? Por favor comparte.

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